La gripe estacional, llamada así porque suele estar más activa en los meses fríos del año, es una enfermedad infecciosa, que afecta a la nariz, a la garganta y a los bronquios principalmente.
No debemos confundir la gripe con un simple resfriado, ya que estos últimos son más pasajeros y livianos, aunque algunos síntomas sean similares.
La gripe puede provocar fiebre, dolor de cabeza, escalofríos, dolor de garganta, dolor muscular y tos seca. También puede provocar congestión o secreción nasal, ojos llorosos y estornudos, al igual que un resfriado común, pero siempre irán acompañados de algún síntoma más.
La primera medida de prevención contra la gripe es la vacunación. Todos los años, en otoño, en nuestro país se inicia una gran campaña de vacunación, donde personas mayores y con enfermedades previas o crónicas, están inicialmente llamados a vacunarse. Pero también pueden vacunarse aquellas personas que, tras consultar con su médico de cabecera, deseen hacerlo.
Además de la vacunación, es importante seguir unas medidas de higiene para evitar el contagio del virus de la gripe. Así, lavarse las manos frecuentemente, con agua y jabón, y no compartir cubiertos, vajilla o toallas, es un método sencillo que evita la transmisión de la enfermedad, especialmente si estamos en contacto con personas que ya la padecen.
Es importante ventilar a diario la casa, especialmente las habitaciones más frecuentadas y los espacios de uso común y limpiar bien superficies de contacto de varias personas, como pomos de puertas, teléfonos, etc.
Hay que cuidar la dieta. Esto, junto con hábitos de sueño saludables y hacer ejercicio físico, ayuda a que nuestro sistema inmunitario esté fuerte, por lo que en caso de que el virus invada nuestro organismo, la respuesta inmune sea adecuada.
Cómo debemos combatir la gripe si la prevención no ha sido suficiente.
La gripe necesita un tiempo para remitir, durante el cual lo mejor es descansar y beber abundante líquido, evitando la cafeína y el alcohol si es posible.
Existen algunos medicamentos antivirales que pueden proporcionar alivio de los síntomas de la gripe, siempre y cuando ésta no derive en algún tipo de infección bacteriana (en cuyo caso sería necesario el uso de antibiótico, pero sólo en ese caso) y acortar la duración de ésta si se administran al inicio de la enfermedad. Aunque lo más recomendable es el uso de analgésicos y antipiréticos, siempre en la justa medida.
Pueden también tomar algún antitusivo para la tos seca, algún caramelo o pastilla bucofaríngea para aliviar el dolor de garganta, y un spray descongestivo para aliviar la congestión nasal.