Según la OMS, la salud mental es “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. De ahí que podamos decir que la salud mental incluye nuestro bienestar emocional, psicológico y social. Afecta la forma en que pensamos, sentimos y actuamos cuando enfrentamos la vida. También ayuda a determinar cómo manejamos el estrés, nos relacionamos con los demás y tomamos decisiones.
Según un estudio llevado a cabo por la Confederación de Salud Mental en España, la pandemia por Covid-19 no sólo ha provocado problemas físicos en las personas contagiadas, que en algunos casos ha supuesto la muerte, sino también importantísimas secuelas en la salud mental, no sólo de los que la padecen o han padecido, sino en la población en general. Esto es debido a que las restricciones a las que estamos siendo sometidos, aislamiento, falta de contacto social, cambios de hábitos, dificultades económicas, problemas laborales, etc., nos afectan generando problemas de ansiedad, estrés, dificultad para conciliar el sueño, pensamientos suicidas, etc.
A través de las encuestas realizadas desde que empezó esta pandemia, se ha comprobado que una de cada dos personas jóvenes ha visto aumentado su nivel de estrés y ansiedad. Y en menor grado, también han sido mayores los casos de problemas de salud mental entre el resto de la población. Así, el consumo de ansiolíticos ha sido muy superior al que se daba con anterioridad, y los casos de ansiedad y depresión se han dado en un porcentaje superior al habitual.
Según este mismo estudio, se ha comprobado que la mujer se ha visto más afectada en lo que a salud mental se refiere, que el hombre. Ello puede ser debido a las desigualdades existentes en el mundo laboral, las cargas familiares así como tener que compaginar teletrabajo y cuidado de niños, y los casos de violencia familiar.
Así mismo, por grupos, el personal sanitario y los docentes han sido los más afectados psicológicamente por la pandemia.
En cuanto a los niños, casi un 25% han presentado problemas conductuales, un 30% han tenido problemas para conciliar el sueño, y se han detectado otros síntomas de alteración de la salud mental en estas edades, tales como dificultad para concentrarse, irritabilidad, nerviosismo, sentimientos de soledad, aburrimiento y preocupaciones, entre otras.
Para paliar los efectos psicológicos de una pandemia como la que estamos viviendo, así como los que provocan las restricciones a las que nos someten, existen unas pautas y recomendaciones que podemos seguir y que nos pueden ayudar a mermar estos efectos.
- Mantener las rutinas y responsabilidades cotidianas de teletrabajo, familiares, de ocio… respetando las horas de descanso, comidas y sueño.
- Si convives con gente, buscar momentos de intimidad.
- Hacer ejercicio físico en la medida de tus posibilidades.
- Utiliza las nuevas tecnologías para estar “conectado” con tus familiares y amigos, apoyar y sentirte apoyado por otras personas, teniendo siempre cuidado de no hacer un mal uso de ellas y saturarte de información.
- Hacer actividades que sirvan como distracción, tales como aquellas que siempre hemos querido hacer pero que nunca hemos hecho por no disponer de tiempo.
- Si has perdido a algún ser querido durante este tiempo, permítete sentir tristeza dolor y angustia, como parte del proceso de duelo.
- Evita el sentimiento de culpa.
- Evita tomar decisiones importantes si notas que el nivel de ansiedad o estrés es muy elevado.
- Piensa que lo que te está afectando a ti no es algo individual, sino una circunstancia que nos atañe y nos afecta a todos.
- Siempre pide ayuda a un profesional médico si la situación te supera.