Cualquiera puede sufrir en un momento de su vida una lesión traumática a consecuencia de un accidente, un sobreesfuerzo, una caída o al practicar algún tipo de deporte. Pero, ¿sabemos diferenciar los tipos de lesiones que se producen debido a ello? Muchas de ellas se tratan con fisioterapia y rehabilitación y hoy vamos a explicarlas.

Los huesos, las articulaciones y los músculos forman el aparato musculo-esquelético. Cuando la lesión se produce en cualquiera de los elementos que conforman dicho aparato, el fisioterapeuta será el encargado de analizar qué tipo de tratamiento es el más adecuado para conseguir la recuperación del paciente, si no existe rotura ósea. Las lesiones de ligamentos o esguinces, las lesiones musculares y cartilaginosas, y las luxaciones, son daños traumáticos susceptibles de rehabilitación.

Los ligamentos son unas fibras fuertes y resistentes que conectan los huesos entre sí, unen estructuras como cartílagos y articulaciones, y dan soporte a los órganos internos. Cuando una articulación es sometida a una fuerza brusca que excede el límite de su funcionalidad, se produce un esguince, es decir, una distensión que puede tener mayor o menor gravedad, de uno o más ligamentos de dicha articulación. Cuando esta distensión de los ligamentos es mayor, puede llegar a producirse incluso una rotura de los mismos. Los efectos iniciales de un esguince son dolor, inflamación, aparición de hematomas e incapacidad para mover la articulación afectada con normalidad.

En el caso de luxaciones y fracturas, en los que la estructura ósea ha sido afectada moviéndose fuera de su ubicación normal, hay que actuar rápidamente y un traumatólogo será quien trate con urgencia la lesión para evitar males mayores. Una radiografía es la manera más sencilla de saber qué tipo de lesión es la que tenemos.

Cuando un fisioterapeuta tiene que tratar un esguince, primero habrá de valorar el grado de afectación de la lesión. En algunos casos se puede tratar el esguince sin ser necesario un período de inmovilización de la zona afectada, pero en otros casos, habrá que tener en cuenta el proceso inflamatorio que conlleva haber sufrido un esguince, y esperar al restablecimiento de los tejidos afectados antes de empezar con el tratamiento terapéutico.

La fisioterapia incluye una serie de ejercicios específicos para este tipo de problemas, que se adaptan individualmente según la lesión del paciente. En algunos casos, la estimulación temprana de la articulación afectada mediante movimientos controlados, puede favorecer la desaparición de la inflamación y la recuperación más rápida de dicha articulación, consiguiendo reducir el tiempo al que el paciente está sometido al dolor por la lesión.

Cuando se produce una luxación, la fisioterapia ayuda a la consolidación del hueso y del músculo, trata los tejidos blandos afectados y reduce los efectos negativos de la inmovilización como la rigidez articular y la atrofia muscular.

El fisioterapeuta puede utilizar en estos casos electroterapia, masajes descontracturantes, drenaje manual, ejercicios de propiocepción y elongación.

La electroterapia utiliza la corriente eléctrica para estimular las zonas que han sido afectadas por la luxación ayudando a la recuperación de los tejidos mediante corrientes analgésicas, antiinflamatorias y de estimulación muscular.

Los masajes descontracturantes ayudan a disminuir y acabar con las contracturas que se forman alrededor de la zona luxada, ya que relaja la musculatura.

El drenaje manual linfático, ayuda a reducir el enema producido por una luxación. Se utiliza para mejorar la circulación del sistema linfático, consiguiendo que la linfa circule por los canales correctos que pueden haber salido malparados a consecuencia de la lesión.

Los ejercicios de propiocepción son aquellos mediante los cuales nuestro cuerpo vuelve a recuperar la percepción de ciertas posturas óseas y musculares normales que se han perdido tras una lesión traumática. Los receptores propioceptivos son receptores nerviosos que se encuentran en los músculos, las articulaciones y los ligamentos y que mediante la rehabilitación “toman consciencia” de la postura correcta, para mejorar y evitar nuevas lesiones.

Por último, los ejercicios de elongación los propondrá el fisioterapeuta para que mediante unos movimientos lentos, estables, precisos y continuos, se estiren los músculos y mejoren su elasticidad.

Con todos estos tratamientos, en unos pocos días, el fisioterapeuta puede ayudarnos a encontrarnos mucho mejor tras una lesión del tipo que estamos tratando, y en breve tendremos totalmente recuperada la parte que fue afectada.

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