Todos sabemos que el dermatólogo es el médico especialista en los cuidados de nuestra piel. Es el que puede decirnos qué enfermedad está afectando a nuestra piel en un determinado momento, ya que hay un gran número de enfermedades que pueden afectarla, y a veces son difíciles y complejas de tratar. Por ello, insistimos en que la prevención es la mejor manera de tener a raya cualquier tipo de enfermedad, y en este caso, tener una piel sana es sinónimo de tener buena salud.
La genética es una variante muy importante a la hora de tener una piel sana, pero no sólo esto vale. El acné, las arrugas, las manchas… son algunas de las enfermedades o problemas dermatológicos que pueden afectarnos por no cuidarnos la piel como deberíamos.
A pesar de los numerosos tratamientos dermatológicos con los que los especialistas cuentan hoy en día para tratar las enfermedades de la piel, lo mejor es tener en cuenta algunos hábitos que nos ayudarán a mantenerla cuidada.
El cuidado diario de la piel debe comenzar al levantarnos, haciendo una limpieza general con un producto suave, como jabón, mousse o leche limpiadora, lo más naturales posibles. Si nuestra piel es grasa o de antemano ya cuenta con un problema de antemano, deberemos usar entonces los productos específicos que el dermatólogo nos haya recomendado. Cuando hablamos de limpieza de la piel, tenemos que tener en cuenta, que no sólo hablamos del rostro, sino del resto del cuerpo. Por eso, una ducha diaria, que no sea muy prolongada, ni usemos accesorios agresivos (tipo esponjas sintéticas o de malla) o geles de baño que no sean muy naturales, es una buena manera de mantener nuestra piel limpia y suave. El exceso de jabón puede alterar el ph de nuestra dermis y producir sequedad e irritaciones.
Los tónicos para la piel del rostro, no deben contener alcohol, así como las cremas que se usen tras la limpieza del cutis, no deben ser grasas y sí deben ser lo más cuidadosas posible con nuestra piel, hidratándola sin exceso. Así mismo, es aconsejable extender crema hidratante por el resto del cuerpo, cuando aún la piel está algo húmeda. Recordemos que la hidratación es el primer paso para tener una piel firme.
Para los problemas de bolsas en los ojos, o arrugas alrededor de ellos, existen en el mercado cremas para el contorno de los ojos, ricas en retinol, vitamina C, ácido hialurónico, vitamina E y aceites esenciales, que pueden proporcionar una mejora en el aspecto de los ojos.
El retinol es un regenerador celular derivado de la vitamina A que ayuda a la renovación de las células epiteliales. Podemos aplicarlo en rostro y cuerpo, ya que es muy útil y efectivo para tratar estrías, marcas de acné, manchas producidas por el sol, y arrugas.
Proteger nuestra piel de los rayos dañinos del sol, es otro punto a tener muy en cuenta. Es importante que usemos cremas con protección solar, ya que los rayos ultravioletas pueden causar a largo plazo, un efecto muy negativo en nuestras células epiteliales.
Una dieta saludable también es fundamental para que cuidar nuestra piel. ¿Parece mentira? Pues no lo es. La comida rápida, el exceso de grasas y azúcares, son malos aliados de una dermis sana. La ingesta de fresas, arándanos, moras, ciruelas, tomates, pimientos rojos, salmón o espinacas, así como ciertos frutos secos, es muy recomendable. Hidratarse por dentro, bebiendo líquidos y sobre todo, agua, contribuye a que nuestra piel esté humectada correctamente, retrasando así la aparición de arrugas y la flacidez.
Por último, no podemos dejar de mencionar, una correcta pauta de sueño y descanso apropiado, evitando el estrés. Las emociones negativas apagan nuestra piel. Las horas de sueño (entre 7 y 8) son necesarias para reparar tejidos y oxigenar nuestras células.